ELECCIONES DESDE LOS JOVENES
En el Perú hay un fuerte discurso de apoyo y opción por los jóvenes de parte de las autoridades locales, regionales y nacionales. Se habla mucho de los y las jóvenes pero en la práctica se hace poco o casi nada por ellos, iniciativas a su favor son escasas en las agendas públicas y las pocas que han existido han sufrido lo que Eduardo Morón llama la volatilidad de las políticas públicas en el país, es decir, “un proceso arbitrario, determinado por la voluntad y las preferencias del gobierno de turno o por líderes individuales y fácilmente reversibles en un corto periodo de tiempo”. Surge entonces la necesidad de compatibilizar el discurso por los jóvenes con la acción por ellos.
Precisamente, para revertir esta incompatibilidad entre el discurso y la práctica, es que jóvenes de distintos lugares han tomado la decisión de entrar a la actividad política partidaria. Decisión que ha permitido ver a jóvenes en las diversas listas de las agrupaciones políticas que ostentaban llegar al poder local, provincial o regional. En el caso de Piura, concretamente en distrito de Morropón, hemos tenido un total de 35 candidatos a regidores de los cuales 11 son jóvenes entre los 18 y 29 años de edad que equivale al 31% del total de candidatos a regidores, cifra que duplica el porcentaje de la cuota joven que exige la ley. Datos similares se repiten a nivel de otros distritos como el caso de Santo Domingo donde el 30% de candidatos son Jóvenes y el Alcalde elegido juntamente a su segundo regidor es menor de 29 años; en el caso del Distrito de San Juan de Bigote el porcentaje es de 32%. A nivel regional, de los 8 consejeros elegidos para integrar el nuevo Consejo Regional el 25% son jóvenes.
Estas cifras confirman que la incursión de los jóvenes en la política ha tomado fuerza y es cada vez más evidente. Ello nos confirma la que los propios jóvenes sostienen, que su indiferencia a entrar a este campo no era a la política como tal sino al estilo y forma de hacer política en el país: corrupta y defensora de intereses personales de ciertos aristócratas que impiden la entrada o el protagonismo de nuevos personajes, ellos son quienes deciden quién entra, quién sale o quién lidera. Por otro lado, la ausencia de los chicos en la política peruana también es consecuencia del estado de marginación y exclusión de la que son víctimas.
Pero qué significa para los y las jóvenes el incursionar en la política partidaria. Los retos son grandes en este campo y el apoyo recibido a sus candidaturas en determinados territorios los obliga en primer lugar a desterrar los males de la política que por mucho tiempo han criticado. Su compromiso debe ser por la decencia política aunque muchos viejos políticos se empecinen en querer demostrar que esto es imposible en el país. Esta seudo política es la que los y las jóvenes están llamados a combatir desde sus propios principios, desde un auténtico ejercicio ciudadano para dar paso a la política como un ejercicio de servicio y amor, de convivencia diaria verdaderamente humana, digna y libre como sostiene Pedro Casaldáliga. Deben cuidar mucho de no imitar lo que el voto popular rechazó al apoyarlos viendo en ellos esperanza de cambio real y efectivo.
Otro de los retos que se les plantea a quienes están en este campo es el lograr mantenerse en él y no convertirse en meros protagonistas en tiempos de elecciones. Por el contrario hay que entender esa participación como algo que perdura en el tiempo y que siempre mantiene en la agenda publica los intereses de la ciudadanía. Las propuestas no sólo se plantean para un contexto electoral sino que hay que incidir constantemente para hacerlas realidad desde el espacio en el que se esté. El reto está en pasar de ser personajes electoreros a protagonistas contantes del desarrollo local, regional y nacional. Si bien las cifras de la participación de los jóvenes en el terreno político son alentadoras, lo serán mucho más en la medida que se incrementen y no hagan el típico paréntesis a lo que los partidos nos han acostumbrado: terminada la elección se termina el interés público, incluso el partido o movimiento. Por el contrario, entender que la participación política partidaria no se reduce a tal o cual elección sino que la movida continua y existen otras herramientas y espacios desde los cuales se continúa debatiendo y agendando los intereses de los pueblos: la vigilancia e incidencia política, los presupuestos participativos, las mesas sectoriales, los Consejos de Coordinación local y regional. Las demandas de los jóvenes son muchas que obligan cada vez más a superar los paréntesis políticos post elecciones.
Con aciertos y errores, con derrotas y triunfos los y las jóvenes están en la cancha política partidaria algo sin duda beneficioso para el país y la política que le permite respirar nuevos aires, nuevas estilos y nuevas formas de hacer, entender y sentir este campo.
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