El título de este artículo es de propiedad del Centro Ñariwalac y con él convocó a diversos jóvenes, varones y mujeres, de organizaciones, instituciones involucradas en el tema juvenil y público en general para debatir las viejas y nuevas formas de entender a los y las jóvenes de nuestra región. Lamentablemente, para variar, me perdí el evento, pero no quería dejar pasar por alto la oportunidad de aportar y de esta forma, continuar la discusión que sin lugar a dudas, no termina con el evento, por el contrario, se ha dado inicio a uno de los temas más apasionantes y aún pendientes en la agenda regional y las agendas locales: las juventudes, dónde están, qué hacen, cómo las entendemos y cómo se entienden ellas frente a los desafíos que se les presentan sobre todo a la hora de intervenir en mejorar la calidad de vida.
Una de las muy viejas formas de entender a las juventudes es la mal llamada etapa de preparación, en la que el/la joven tiene la obligación de llenarse de conocimientos y saberes que la/lo hagan apto para asumir responsabilidades. Reacciones como “tú no estás preparado” “tienes mucho que aprender muchacho” “no desperdicies tu juventud” responden a este paradigma. Lo lamentable de este forma de entender y ver a los y las jóvenes, es que los/as coloca al margen de cualquier decisión y responsabilidad, dejando para los que “si están preparados” toda tarea. Sin embargo, es evidente que tanto jóvenes como adultos, varones y mujeres, tenemos mucho que aprender cada día y que quienes dicen estar preparados/as, en desmedro de los jóvenes, es eso, un decir. Si lo de su aptitud fuera real, el panorama regional y local no se presentara tan lamentable como lo está actualmente, sobre todo para los y las jóvenes.
Un segundo paradigma, muy común por cierto, en la formas de intervención del Gobierno Regional y de muchas Municipalidades, es ver al joven y la joven como problema o lo que Ernesto Rodríguez llama “grupo de riesgo”. Es interesante participar en una asamblea en la que adultos, incluidos algunos/as chicos/as, discuten el tema juvenil. Las propuestas que inmediatamente se plantean son de índole represivas, de reinserción y ayuda social. Todas ellas visualizan a las juventudes como las causantes de todos los males sociales en cuanta localidad existan: drogas, alcoholismo, pandillas, robos, pobreza, etc. Ante ello, organicémosle talleres de danzas, academias de todo tipo, talleres para todos los gustos, y sobre todo, no los perdamos de vista y dupliquemos el resguardo sobre ellos/as. Este lente con el que se mira a los jóvenes no hace más que centrar su mirada en una minoría de ellas y olvidarse de aquellos/as, que son mayoría, que son posibilidad para nuestro desarrollo local y regional. Por otro lado, lo más grave de este enfoque, es que terminamos calificando al joven y la joven como problema y de esta manera eliminarlos/as de la escena atentando contra lo más valioso: su dignidad humana.
Un tercer paradigma que podemos señalar, es el de ver a los/as jóvenes como sujetos de derechos. Desde esta mirada, siguiendo a Rodríguez, “se asume que las y los jóvenes son - ante todo - ciudadanos y ciudadanas y tienen - por ello – un conjunto de derechos cuya vigencia debe ser asegurada. Sin embargo, también este enfoque evidencia limitaciones relevantes, en la medida que promueve la participación de las y los jóvenes sólo como otro derecho sin hacer una lectura rigurosa de las eventuales contribuciones que los y las jóvenes puedan hacer a la sociedad a la que pertenecen”.
Un nuevo paradigma está, hoy por hoy, tomando fuerza y es el que ha nacido de la práctica participativa de los jóvenes en sus comunidades, barrios, escuelas y demás espacios: jóvenes actores estratégicos del desarrollo. Enfoque que sin desconocer los ya mencionados, lo que busca es enfatizar el aporte de las chicas y chicos a la sociedad, asumir su capacidad y disponibilidad y sobre todo, expresar su visión y forma de entender el mundo, que no necesariamente va a coincidir, en el estilo, pero si en el fondo, con lo “normalmente aceptado”. Este es el nuevo paradigma desde el cual, la sociedad en su conjunto, tiene que ver a las juventudes de todos los ámbitos. Desde luego, queda pendiente el aporte desde esta columna, al respecto.
viernes, 11 de abril de 2008
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