Según Pierre Bourdieu, la juventud “no sería más que una palabra: creación social para definir un período etario que debiera cumplir, en nuestra época, con ciertas expectativas, pero que no siempre ha sido tratado como un actor social tematizable”. Esta percepción de Pierre, respecto a los y las jóvenes, es muy notoria en el país y por ende en Piura. Ellos/as enfrentan un sin número de tensiones y paradojas que es importante identificar para darnos cuenta del gran potencial que significan para la región y en la que se les ha relegado, imposibilitándolas en su protagonismo para el desarrollo.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y La Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) en su informe del 2004, daba cuenta de estas tensiones y paradojas que enfrentan los y las jóvenes. Una primera es que, si bien las juventudes de hoy gozan de más acceso a educación, a diferencia de las de antes, no por ello tienen mayor acceso al empleo, por el contrario, las juventudes presentan elevados índices de desempleo y sub empleo. Junto a esta primera, describe ocho más que es importante señalar:
1. Los y las jóvenes de hoy gozan de más acceso a información pero no tienen posibilidad de acceder al poder.
2. En relación a la autonomía, las juventudes tiene mayores expectativas, la desean y la buscan, pero se encuentran con tantas limitaciones que se les hace casi imposible efectivizarla.
3. En cuanto a políticas públicas y el cambio social, los y las jóvenes juegan el doble rol de receptores/as y protagonistas.
4. Respecto a la salud, si bien están mejor provistos, son menos reconocidos en su morbimortalidad específica como drogas, accidentes, ETS, VHSIDA y no existe un sistema de salud integrado que pueda atender esta problemática.
5. Los y las jóvenes son más dóciles y móviles, al mismo tiempo que son más afectados por trayectorias migratorias tanto al interior del país como fuera de él.
6. Las juventudes de hoy parecen ser más aptas para el cambio productivo, pero más excluidos de este, visualizado en la ausencia de una transferencia de los adultos hacia ellos.
7. Hoy los y las jóvenes han entrado a un elevado consumo simbólico (mundo virtual, ecuación formal, comunicaciones, etc) pero se encuentran más restringidos/as en el consumo material debido a la pobreza en la que se encuentran.
8. Fuerte autodeterminación y protagonismo, en relación a determinados espacios y temas, (diversión, relación de pareja, deporte, etc) pero existe una enorme precariedad y desmovilización en relación a ser sujetos de derechos y actores políticos.
Estas contradicciones que enfrentan los y las jóvenes tendrán que ser ellos mismos quienes decidan y opten por superarlas, no olvidando, en palabras de Kofi Annan, que son: “fuente de creatividad, energía e iniciativa, de dinamismo y renovación social. Que aprenden con rapidez y se adaptan con facilidad”. Siguiendo a Annan, los adultos y sobre todo quienes están en la posibilidad de implementar política a favor de ellos/as, tenemos que acabar por entender que: “si se les da la oportunidad de ir a la escuela y de encontrar trabajo, contribuirán enormemente al desarrollo económico y al progreso social. Si no conseguimos darles esas oportunidades, en el mejor de los casos seremos cómplices de un desperdicio imperdonable de potencial humano. Y en el peor, contribuiremos a todos los males de una juventud sin esperanza: la desmoralización y unas vidas que son socialmente improductivas y potencialmente destructivas, para los propios individuos, las comunidades e incluso los frágiles sistemas democráticos.”
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y La Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) en su informe del 2004, daba cuenta de estas tensiones y paradojas que enfrentan los y las jóvenes. Una primera es que, si bien las juventudes de hoy gozan de más acceso a educación, a diferencia de las de antes, no por ello tienen mayor acceso al empleo, por el contrario, las juventudes presentan elevados índices de desempleo y sub empleo. Junto a esta primera, describe ocho más que es importante señalar:
1. Los y las jóvenes de hoy gozan de más acceso a información pero no tienen posibilidad de acceder al poder.
2. En relación a la autonomía, las juventudes tiene mayores expectativas, la desean y la buscan, pero se encuentran con tantas limitaciones que se les hace casi imposible efectivizarla.
3. En cuanto a políticas públicas y el cambio social, los y las jóvenes juegan el doble rol de receptores/as y protagonistas.
4. Respecto a la salud, si bien están mejor provistos, son menos reconocidos en su morbimortalidad específica como drogas, accidentes, ETS, VHSIDA y no existe un sistema de salud integrado que pueda atender esta problemática.
5. Los y las jóvenes son más dóciles y móviles, al mismo tiempo que son más afectados por trayectorias migratorias tanto al interior del país como fuera de él.
6. Las juventudes de hoy parecen ser más aptas para el cambio productivo, pero más excluidos de este, visualizado en la ausencia de una transferencia de los adultos hacia ellos.
7. Hoy los y las jóvenes han entrado a un elevado consumo simbólico (mundo virtual, ecuación formal, comunicaciones, etc) pero se encuentran más restringidos/as en el consumo material debido a la pobreza en la que se encuentran.
8. Fuerte autodeterminación y protagonismo, en relación a determinados espacios y temas, (diversión, relación de pareja, deporte, etc) pero existe una enorme precariedad y desmovilización en relación a ser sujetos de derechos y actores políticos.
Estas contradicciones que enfrentan los y las jóvenes tendrán que ser ellos mismos quienes decidan y opten por superarlas, no olvidando, en palabras de Kofi Annan, que son: “fuente de creatividad, energía e iniciativa, de dinamismo y renovación social. Que aprenden con rapidez y se adaptan con facilidad”. Siguiendo a Annan, los adultos y sobre todo quienes están en la posibilidad de implementar política a favor de ellos/as, tenemos que acabar por entender que: “si se les da la oportunidad de ir a la escuela y de encontrar trabajo, contribuirán enormemente al desarrollo económico y al progreso social. Si no conseguimos darles esas oportunidades, en el mejor de los casos seremos cómplices de un desperdicio imperdonable de potencial humano. Y en el peor, contribuiremos a todos los males de una juventud sin esperanza: la desmoralización y unas vidas que son socialmente improductivas y potencialmente destructivas, para los propios individuos, las comunidades e incluso los frágiles sistemas democráticos.”
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