viernes, 11 de abril de 2008

VIEJOS Y NUEVOS PARADIGMAS DE LA JUVENTUD

El título de este artículo es de propiedad del Centro Ñariwalac y con él convocó a diversos jóvenes, varones y mujeres, de organizaciones, instituciones involucradas en el tema juvenil y público en general para debatir las viejas y nuevas formas de entender a los y las jóvenes de nuestra región. Lamentablemente, para variar, me perdí el evento, pero no quería dejar pasar por alto la oportunidad de aportar y de esta forma, continuar la discusión que sin lugar a dudas, no termina con el evento, por el contrario, se ha dado inicio a uno de los temas más apasionantes y aún pendientes en la agenda regional y las agendas locales: las juventudes, dónde están, qué hacen, cómo las entendemos y cómo se entienden ellas frente a los desafíos que se les presentan sobre todo a la hora de intervenir en mejorar la calidad de vida.

Una de las muy viejas formas de entender a las juventudes es la mal llamada etapa de preparación, en la que el/la joven tiene la obligación de llenarse de conocimientos y saberes que la/lo hagan apto para asumir responsabilidades. Reacciones como “tú no estás preparado” “tienes mucho que aprender muchacho” “no desperdicies tu juventud” responden a este paradigma. Lo lamentable de este forma de entender y ver a los y las jóvenes, es que los/as coloca al margen de cualquier decisión y responsabilidad, dejando para los que “si están preparados” toda tarea. Sin embargo, es evidente que tanto jóvenes como adultos, varones y mujeres, tenemos mucho que aprender cada día y que quienes dicen estar preparados/as, en desmedro de los jóvenes, es eso, un decir. Si lo de su aptitud fuera real, el panorama regional y local no se presentara tan lamentable como lo está actualmente, sobre todo para los y las jóvenes.

Un segundo paradigma, muy común por cierto, en la formas de intervención del Gobierno Regional y de muchas Municipalidades, es ver al joven y la joven como problema o lo que Ernesto Rodríguez llama “grupo de riesgo”. Es interesante participar en una asamblea en la que adultos, incluidos algunos/as chicos/as, discuten el tema juvenil. Las propuestas que inmediatamente se plantean son de índole represivas, de reinserción y ayuda social. Todas ellas visualizan a las juventudes como las causantes de todos los males sociales en cuanta localidad existan: drogas, alcoholismo, pandillas, robos, pobreza, etc. Ante ello, organicémosle talleres de danzas, academias de todo tipo, talleres para todos los gustos, y sobre todo, no los perdamos de vista y dupliquemos el resguardo sobre ellos/as. Este lente con el que se mira a los jóvenes no hace más que centrar su mirada en una minoría de ellas y olvidarse de aquellos/as, que son mayoría, que son posibilidad para nuestro desarrollo local y regional. Por otro lado, lo más grave de este enfoque, es que terminamos calificando al joven y la joven como problema y de esta manera eliminarlos/as de la escena atentando contra lo más valioso: su dignidad humana.

Un tercer paradigma que podemos señalar, es el de ver a los/as jóvenes como sujetos de derechos. Desde esta mirada, siguiendo a Rodríguez, “se asume que las y los jóvenes son - ante todo - ciudadanos y ciudadanas y tienen - por ello – un conjunto de derechos cuya vigencia debe ser asegurada. Sin embargo, también este enfoque evidencia limitaciones relevantes, en la medida que promueve la participación de las y los jóvenes sólo como otro derecho sin hacer una lectura rigurosa de las eventuales contribuciones que los y las jóvenes puedan hacer a la sociedad a la que pertenecen”.

Un nuevo paradigma está, hoy por hoy, tomando fuerza y es el que ha nacido de la práctica participativa de los jóvenes en sus comunidades, barrios, escuelas y demás espacios: jóvenes actores estratégicos del desarrollo. Enfoque que sin desconocer los ya mencionados, lo que busca es enfatizar el aporte de las chicas y chicos a la sociedad, asumir su capacidad y disponibilidad y sobre todo, expresar su visión y forma de entender el mundo, que no necesariamente va a coincidir, en el estilo, pero si en el fondo, con lo “normalmente aceptado”. Este es el nuevo paradigma desde el cual, la sociedad en su conjunto, tiene que ver a las juventudes de todos los ámbitos. Desde luego, queda pendiente el aporte desde esta columna, al respecto.

JUVENTUD, TENSIONES Y PARADOJAS

Según Pierre Bourdieu, la juventud “no sería más que una palabra: creación social para definir un período etario que debiera cumplir, en nuestra época, con ciertas expectativas, pero que no siempre ha sido tratado como un actor social tematizable”. Esta percepción de Pierre, respecto a los y las jóvenes, es muy notoria en el país y por ende en Piura. Ellos/as enfrentan un sin número de tensiones y paradojas que es importante identificar para darnos cuenta del gran potencial que significan para la región y en la que se les ha relegado, imposibilitándolas en su protagonismo para el desarrollo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y La Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) en su informe del 2004, daba cuenta de estas tensiones y paradojas que enfrentan los y las jóvenes. Una primera es que, si bien las juventudes de hoy gozan de más acceso a educación, a diferencia de las de antes, no por ello tienen mayor acceso al empleo, por el contrario, las juventudes presentan elevados índices de desempleo y sub empleo. Junto a esta primera, describe ocho más que es importante señalar:

1. Los y las jóvenes de hoy gozan de más acceso a información pero no tienen posibilidad de acceder al poder.

2. En relación a la autonomía, las juventudes tiene mayores expectativas, la desean y la buscan, pero se encuentran con tantas limitaciones que se les hace casi imposible efectivizarla.

3. En cuanto a políticas públicas y el cambio social, los y las jóvenes juegan el doble rol de receptores/as y protagonistas.

4. Respecto a la salud, si bien están mejor provistos, son menos reconocidos en su morbimortalidad específica como drogas, accidentes, ETS, VHSIDA y no existe un sistema de salud integrado que pueda atender esta problemática.

5. Los y las jóvenes son más dóciles y móviles, al mismo tiempo que son más afectados por trayectorias migratorias tanto al interior del país como fuera de él.

6. Las juventudes de hoy parecen ser más aptas para el cambio productivo, pero más excluidos de este, visualizado en la ausencia de una transferencia de los adultos hacia ellos.

7. Hoy los y las jóvenes han entrado a un elevado consumo simbólico (mundo virtual, ecuación formal, comunicaciones, etc) pero se encuentran más restringidos/as en el consumo material debido a la pobreza en la que se encuentran.

8. Fuerte autodeterminación y protagonismo, en relación a determinados espacios y temas, (diversión, relación de pareja, deporte, etc) pero existe una enorme precariedad y desmovilización en relación a ser sujetos de derechos y actores políticos.

Estas contradicciones que enfrentan los y las jóvenes tendrán que ser ellos mismos quienes decidan y opten por superarlas, no olvidando, en palabras de Kofi Annan, que son: “fuente de creatividad, energía e iniciativa, de dinamismo y renovación social. Que aprenden con rapidez y se adaptan con facilidad”. Siguiendo a Annan, los adultos y sobre todo quienes están en la posibilidad de implementar política a favor de ellos/as, tenemos que acabar por entender que: “si se les da la oportunidad de ir a la escuela y de encontrar trabajo, contribuirán enormemente al desarrollo económico y al progreso social. Si no conseguimos darles esas oportunidades, en el mejor de los casos seremos cómplices de un desperdicio imperdonable de potencial humano. Y en el peor, contribuiremos a todos los males de una juventud sin esperanza: la desmoralización y unas vidas que son socialmente improductivas y potencialmente destructivas, para los propios individuos, las comunidades e incluso los frágiles sistemas democráticos.”